Hoy en "Historias de Madre"... ¡Redoble de tambores! Porque una de mis blogueras de cabecera, de mis favoritas, de las que llevo leyendo desde el principio. ¡Tenemos la suerte de que Sara Palacios, autora de Mamis y Bebés nos conteste una entrevista para explicarnos su Historia de Madre... Tu Bebebox me da muchas alegrías pero sin duda que Sara haya accedido a colaborar en esta sección es una de las que más ilusión me hace.

¡Ah y antes de empezar con la entrevista y si todavía no lo tienes mi recomendación es que CORRAS para hacerte con su libro "Relaxing Mum (of café con leche)"! Un retrato de la maternidad muy realista: a veces feliz, a veces complicada, pero... ¡Muy entretenida!

Y sin más os dejo con la entrevista que le hicimos a Sara.

Historias de Madre 

¿Cómo te enteraste de que estabas embarazada? 

Con mi hija mayor fue un poco peculiar: resulta que me dio una lumbalgia fortísima, tanto que no podía levantarme del suelo y fui al hospital. Cuando entré lo primero que les dije, “háganme una prueba de embarazo; no creo que lo esté pero por si acaso”. Me tenía que bajar la regla el día anterior, y era el primer mes que buscábamos así que no tenía ninguna esperanza de estarlo ¡pero más valía ser precavida”. Total, que mi diagnóstico fue que tenía una lumbalgia de caballo … y que estaba embarazada. Se enteró mi madre antes que mi marido porque claro, ella me vio salir de la consulta blanca ¡si aún no me había hecho a la idea!

Con la pequeña fue más convencional. Llevábamos ya un tiempo buscando y no era el primer test de embarazo que me hacía pero esa vez estaba convencida de que iba a salir positivo, como así fue. Coincidió con nuestro aniversario, así que aproveché la cena para contárselo a mi marido. 

¿Tuviste buenos embarazos?

 Mis dos embarazos no se parecieron en nada. El de Aldara, la mayor fue bastante terrible en todos los sentidos. Empecé así, con una lumbalgia que claro, no mejoró con el embarazo. Me despidieron por estar embarazada con lo que imagínate lo que me afectó con la hormonas revolucionadas. Pero es que además me encontraba fatal: me dolía todo, estaba con náuseas todo el día y hecha polvo. Lo peor era la mala gana constante. En cambio con el de Mencía la pequeña fue todo sobre ruedas. Vomitaba, pero me quedaba nueva, y el resto del tiempo me encontraba bastante bien. Hubiera trabajado hasta más avanzado el embarazo, pero empecé a tener contracciones muy pronto y me mandaron a reposo ¡y yo no quería, me encontraba fenomenal! 

 

¿Qué es lo que más te gustaba de estar embarazada y lo que menos?

 Sin duda, lo que más la alucinante sensación de tener a alguien dentro. Es algo bestial. Disfrutaba muchísimo con los monitores ¡me encantaba oír el corazón latiendo a toda leche! Las ecografías eran un momento muy chulo también porque me sentía muy conectada a mi hija. En cambio lo que peor llevaba era esa sensación que tenía de haberme comido a una hija en lugar de estar gestándola ¡qué ardores! Tampoco disfruté mucho de los últimos momentos del embarazo, cuando ya estás tan incómoda que no sabes cómo ponerte.

 

¿Tenías miedo al parto? 

La verdad es que no. Hacía como Escarlata O’Hara y decía, ya lo pensaré mañana. Y eso que leí muchísimo. Me pasé todo el embarazo leyendo como si me fuera la vida en ello, viendo documentales y de todo. Pero sólo quería estar informada, no preocuparme. Lo cierto es que vengo de una familia en la que solemos parir muy deprisa y muy fácil así que me agarraba a eso como un clavo ardiendo

 

¿Y fue así?

Pues lo cierto es que sí. Con mi hija mayor me puse de parto de repente, estando en casa a las tantas de la mañana. A las 11 había dado a luz, fueron como 6 horas de parto muy rápido y muy fácil. El único “pero" fue que cada contracción vomitaba. Todas y cada una de ellas. Luego leí que parto vomitado, parto terminado y es cierto que en mi caso era así. Estos vómitos son muy específicos: son justo al acabar la contracción, cuando está a punto de terminar. Parece ser que sí que ayudan a acelerar el parto. 

Con la pequeña fue todavía más rápido. En este caso llevaba ya semanas con amenaza de parto y no arrancaba la cosa. Una mañana me levanté con más molestia de la cuenta, y pensé que lo mismo ese día sí que me ponía de parto, pero aquello no avanzaba ni me dolía lo que yo pensaba que tenía que doler ¡era muy llevadero! Tan llevadero que me fui con mi madre toda la mañana por ahí. A esto de las cuatro dije, bah, dicen que subir escaleras ayuda, así que voy a subir los 8 pisos de casa de mi madre. Fuimos al hospital tan tranquilos a las 5 porque me lo dijo la matrona. Yo seguía tan normal, pero el parto en realidad estaba muy avanzado… a las 6 y media había dado a luz después de tres contracciones un poco chungas. ¡Casi no llega mi ginecóloga!

 

¿Fueron los partos que querías? 

 A mí me sorprendió que no lloré nada. Fue todo tan deprisa que no me emocioné demasiado. De llorar ni hablamos, a mí el coctel de hormonas me hacía lanzarles besos a todo el mundo como si fuera una folklórica de concierto. Lo que son las cosas.. Por lo demás sí… no fueron unos partos nada místicos, pero los recuerdo con cariño, con risas incluso. ¡Eso sí, me quedo sin saber lo que es romper aguas! En ninguno de los dos partos rompí aguas espontáneamente así que no sé lo que es…

¡Muchas gracias Sara por contestar a nuestras preguntas!

Y si tu también quieres someterte a nuestro especial tercer grado y colaborar en la sección Historias de Madre escríbenos a tubebebox@tubebebox.com.

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